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domingo, 8 de agosto de 2010

GUIA DE ARGUMENTACION Y ACTOS DEL HABLA

Colegio Filipense
Departamento de Filosofía


GUÍA  DE FILOSOFÍA Y PSICOLOGÍA
Formación diferenciada Argumentación




Nombre Alumno (a)................................................. Profesor (a) Rafael silva Curso: IIIº medio A, B, C


I.- EL LENGUAJE FORMAL

Por lenguaje se entiende “un sistema de signos”, hay muchos tipos de lenguaje (como el no verbal y hasta el arte es también una forma de lenguaje). Todos ellos son estudiados por la semiótica o ciencia de los signos, disciplina que fue fundada en 1938 por Charles Morris. Ahora bien, la palabra o cualquier otro signo, puede ser estudiado desde tres puntos de vista: el sintáctico, el semántico y el pragmático.



En primer lugar, la palabra pertenece a un lenguaje, es decir, tiene determinadas relaciones con las demás palabras de este lenguaje; esta por ejemplo entre dos palabras (la conjunción y) o al principio de una frase estas relaciones se llaman sintácticas, y son relaciones de palabras entre sí.



En segundo termino, la semántica tiene lo que llamamos una significación; las palabras significan algo, quieren comunicar a otro algo concreto. Junto a la relación sintáctica tenemos pues, la relación de las palabras con su significado (semántica)



Finalmente en la pragmática, la palabra es pronunciada por uno y dirigida a otro. Hay por tanto, una tercera clase de relaciones; las que median entre las palabras, y los hombres que las emplean.



Estas tres relaciones de las palabras tienen entre sí una determinada vinculación. La relación pragmática supone la semiótica (estudio de los signos en el seno de la vida social) y la sintáctica (las relaciones de palabras entre sí), la semántica supone la sintáctica. Una palabra sin sentido no puede servir para entenderse, y para que una palabra tenga sentido debe estar en determinadas relaciones con las otras palabras. En cambio, la relación sintáctica no supone las otras dos y es posible estudiar la semántica sin atender a la pragmática.



Se puede elaborar una sintaxis completa para un lenguaje totalmente sin sentido; pudiéramos por ejemplo construir un lenguaje en el que solo se dieran los signos P y X, y valiendo la regla sintáctica de que P debiera proceder siempre a X, sin que fuera necesario que significan P ó X.



La lógica prescinde del aspecto semántico del lenguaje (su significación) y también del aspecto pragmático (su uso habitual entre las personas), y lo considera exclusivamente desde el punto de vista sintáctico; esta es la consideración formal del lenguaje (pudiéndose llamar consideración material a los puntos de vista semántica y pragmático). Se dice entonces que un lenguaje se encuentra formalizado cuando en el se destaca su estructura sintáctica.



Pero se puede ir más allá, y sustituir los signos del lenguaje (las palabras) por símbolos (que serian signos de signos), con lo cual se obtiene un lenguaje formal simbólico o simbolizado. La lógica aristotélica la simbolización es parcial, en la lógica matemática la simbolización es total.



Por ejemplo la afirmación “Filosofo has de morir”, esconde la siguiente estructura sintáctica.



Todo hombre es mortal
                                                            Los filósofos son hombres
Si los filósofos son hombres
                                                                      Han de morir

_______________                                        Los filósofos son hombres

Luego los filósofos son mortales                   _____________________

                                                                      Luego han de morir



Simbolización aristotélica.



Todo M es P                                                 Si S es Q, S es P

Todo S es M                                                 S es Q

___________                                               ______________

Luego todo S es P                                        Luego, S es P




Lógica matemática:



~(p V q)   {=}   ~p A ~q

~(p V q) ~ p A  ~q


Vocabulario básico: argumentación, premisas y conclusiones



A.- Argumentación:



Razonamiento en que una o más afirmaciones se ofrecen como soporte de otras afirmaciones.


La afirmación que será fundamentada se llama conclusión de la argumentación; las razones que se dan como su fundamento se llaman premisas.


Hay palabras que funcionan como indicadores: ya que; porque; puesto que y otros. Con frecuencia preceden a las premisas. En cambio, por consiguiente; por lo tanto; en consecuencia, y otros similares preceden a las conclusiones.


Cuando en una argumentación no aparecen estos indicadores, trate de encontrar la conclusión, determinando qué es lo que intenta establecer la argumentación. Ésa será la conclusión. El resto será su fundamentación (o conjunto de premisas)


Adaptación de S. Morris Engel, With Good R eason, pág.6, Unidad de Currículum y Evaluación, Mineduc, 2001.



B.- Premisas


Se denomina premisa a cada una de las proposiciones de un razonamiento que dan lugar a la consecuencia o conclusión de dicho razonamiento. Las premisas son expresiones lingüísticas que afirman o niegan algo y pueden ser verdaderas o falsas.


La argumentación es una operación que se apoya sobre un enunciado asegurado (aceptado) –la premisa, para llegar a un enunciado menos asegurado– la conclusión.


Argumentar es dirigir a un interlocutor un argumento, es decir, una buena razón para hacerle admitir una conclusión e incitarlo a adoptar los comportamientos adecuados.


También se puede definir la argumentación como el conjunto de técnicas (conscientes o inconscientes) de legitimación de las creencias y de los comportamientos. La argumentación intenta influir, transformar o reforzar las creencias o los comportamientos de la persona o personas que constituyen su objetivo.

Christian Plantin, La Argumentación, Editorial Arial, 1998, Págs. 39-40.



C.- Conclusión



La conclusión de un razonamiento es la proposición que se afirma sobre la base de las otras proposiciones del mismo, y a su vez estas proposiciones de las que se afirma que brindan los elementos de juicio o las razones para aceptar la conclusión son las premisas del razonamiento.



Es menester observar que “premisa” y “conclusión” son términos relativos: la misma proposición puede ser premisa en un razonamiento y conclusión en otro… Tomada aisladamente, ninguna proposición es en sí misma una premisa o una conclusión. Es una premisa sólo cuando aparece como un supuesto de un razonamiento. Es una conclusión sólo cuando aparece en un razonamiento en el que se afirma que se desprende de las proposiciones afirmadas en ese razonamiento.



Irving Copi, Introducción a la Lógica, Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1994 , Págs.7-8.




¿A qué conducen las discusiones y las controversias?


El hombre es capaz de rectificar sus equivocaciones por la discusión y la experiencia. No por la experiencia solamente: es necesaria la discusión para mostrar cómo debe interpretarse la experiencia.



Las opiniones y las costumbres ceden gradualmente ante los hechos y los argumentos; pero para que los hechos y los argumentos produzcan alguna impresión sobre el espíritu es necesario que se expongan. Muy pocos hechos pueden decirnos su historia sin los comentarios convenientes para evidenciar su significación. Toda la fuerza y el valor del juicio del hombre descansan sobre la propiedad que posee de poder rectificar su camino cuando se extravía; no podemos, por consiguiente, conceder a los hombres alguna confianza más que cuando se hallan en condiciones de poder rectificar sus juicios con facilidad. ¿Por qué procedimientos llega un hombre a este resultado? Pues tan sólo prestando atención a toda crítica formulada sobre sus opiniones y sus actos y teniendo por costumbre escuchar todo lo que contra él pudiera decirse, aprovechándolo siempre que sea justo, y presentando en ocasiones a su propio criterio y al de los demás la falsedad de lo que no es más que un sofisma, y comprendiendo que el único medio que el ser humano tiene a su alcance para llegar al conocimiento completo de algo es escuchar lo que puedan decir las personas de opiniones diversas, y estudiar todos los aspectos en que puede considerarse por las diferentes clases o modos de ser del espíritu humano. Jamás ningún sabio llegó a adquirir su ciencia de otro modo, ni hay en la naturaleza de la inteligencia otro procedimiento para conocer la verdad.



El hábito constante de corregir y completar su opinión, comparándolas con otras, lejos de causar duda y vacilación para ponerla en práctica, es el único fundamento estable de una justa confianza en dicha opinión.



En efecto, el hombre prudente que conoce todo lo que puede decirse contra él, según todas las hipótesis probables; que ha asegurado su posición contra cualquier adversario, que, lejos de evitar las objeciones y las dificultades, las ha buscado, y no ha desperdiciado nada de lo que pudiera darle luz sobre la materia, tiene derecho a pensar que su juicio vale más que el de cualquier otra persona o que el de la multitud que no ha procedido de este modo.



Es extraño que los hombres reconozcan el valor de los argumentos a favor de la libertad de discusión y que les repugne llevarlos hasta su última consecuencia, no advirtiendo que, si las razones no son buenas para un caso extremo, no valen nada en ningún otro momento. También es de extrañar que, no proclamándose infalibles, cuando reconocen que la discusión debe ser libre sobretodo aquello que aparezca dudoso, pretendan al mismo tiempo colocar por encima de toda discusión una doctrina o un punto particular por ser verdaderamente cierto. Tener algo por cierto, mientras exista un solo ser que lo negaría si pudiera, pero a quien se le impide hacerlo, es afirmar que nosotros somos jueces de la verdad, pero jueces que resuelven la cuestión sin escuchar a una de las partes.




J. S. Mill, De la libertad de pensamiento y discusión, publicado en Revista de Estudios Públicos, N °37, verano 1990.


Premisas y conclusiones


En los siguientes pasajes, identifica las premisas y las conclusiones:


1. “Pero, sostienen, el hombre desea vivir en sociedad; por lo tanto, debe renunciar a una parte de su bien privado en pro del bien público”. (Marqués de Sade)
2. “… cuando un hombre ve un espejismo en el desierto, no está percibiendo nada material, pues el oasis que cree percibir no existe”. (Alfred Ayer)
3 “…Se piensa que todo arte y toda indagación, así como toda acción y prosecución, tienen a algún bien, y por esta razón se ha declarado correctamente que el bien es aquello a lo cual tienden todas las cosas”. (Aristóteles)
4. Considerando que todos los seres racionales son responsables de sus acciones, y que todos los seres humanos son racionales, se sigue que todos los seres humanos son responsables de sus acciones.

5 El seguro debería pagarle sus gastos porque el accidente ocurrió mientras estaba trabajando para la compañía.
6. Tomás debe haberse ido ya. No contesta su teléfono.

7. El autor del texto afirma que deberíamos eliminar las notas en las escuelas pues obtener malas notas disminuye la autoconfianza del individuo.
8 Nos oponemos al retiro obligatorio por edad. Creemos que la edad no es una base apropiada o razonable para determinar si un individuo puede o no cumplir con su trabajo.
9. No deberían existir barreras arancelarias, porque el proteccionismo no es saludable para mejorar la calidad de la producción en un país.
10. No le voy a decir nada, sino se enojará mucho.

Elaboración Unidad de Currículum y Evaluación, Mineduc,2001.


LOS ACTOS DE HABLA



La teoría de los actos de habla, desarrollada por los filósofos del lenguaje John Austin y John Searle establece que los enunciados aislados no tienen un significado fijo, sino que adquieren significado en el contexto particular en que se realizan. En consecuencia, llaman un acto de habla a la unidad mínima de comunicación que expresa el significado del enunciado en ese contexto.

Esta teoría permite distinguir entre el contenido proposicional de un enunciado y las funciones comunicativa e interactiva del acto de habla en el que se expresa. Así, a un mismo contenido proposicional se le pueden otorgar distintas funciones comunicativas. Por ejemplo, al contenido proposicional “Juan es vegetariano”, se le puede otorgar la función comunicacional de una pregunta, diciendo “¿Es Juan vegetariano?”, el de una afirmación, diciendo: “Juan es vegetariano”o el de un consejo: “Juan, te convendría ser un vegetariano”.

Para comprender un acto de habla, el interlocutor requiere conocer tanto la proposición o las proposiciones que en él se expresan como su función comunicativa. Pero, además de lograr este efecto comunicativo de ser comprendido, el hablante también espera lograr un efecto interactivo: que el interlocutor acepte el acto de habla o que responda de una manera determinada.

Esta distinción teórica entre el aspecto comunicativo y el aspecto interactivo permite hacerse cargo del hecho de que estos dos aspectos no coinciden necesariamente. Un interlocutor puede comprender perfectamente la proposición y la función comunicativa de un acto de habla y, sin embargo, no responder del modo esperado por el hablante. Por ejemplo, ante la pregunta “¿Dónde escondiste los chocolates que me regaló Juan?” el interlocutor puede comprender el contenido proposicional (“Tú escondiste los chocolates que me regaló Juan en algún lugar”) y comprender la función comunicacional (darse cuenta de que le están preguntando en qué lugar escondió los chocolates que Juan le regaló al hablante) y, sin embargo, negarse a decir dónde los escondió.

Esta distinción es importante para la comprensión, análisis y evaluación de las argumentaciones cotidianas. Dado que, a diferencia de los argumentos que estudia la lógica formal, éstas siempre ocurren en un contexto, es indispensable poder interpretar su significado atendiendo a dicho contexto. Una misma proposición puede tener distintos significados en distintos contextos. Por ejemplo, la proposición “Supongo que a Pedro le encantan los libros de aventuras” puede tener el significado

Indirecto de un consejo, si se da en el contexto de una conversación entre amigas en la que una le ha preguntado a otra: “¿Qué le podría regalar a Pedro para su cumpleaños?” Si la amiga interpretara la respuesta en un sentido literal, no estaría comprendiendo bien su significado. En ese contexto, no tiene sentido simplemente especular sobre los posibles gustos de Pedro. En cambio, sí tiene sentido aconsejar o sugerir una línea de acción como: “Te aconsejo que le compres un libro de aventuras”.

La teoría de los actos de habla distingue varios tipos de actos de habla clasificándolos en los siguientes grupos:

a) Asertivos: Actos de habla por medio de los cuales el hablante afirma cómo es algo que se expresa en su contenido proposicional. Entre éstos se cuentan las aseveraciones, las afirmaciones y las suposiciones.

b) Directivos: Actos de habla por medio de los cuales el hablante se compromete a hacer algo que se expresa en su contenido proposicional (o a abstenerse de hacerlo). Entre éstos se cuentan las promesas, las aceptaciones y los acuerdos.

c) Expresivos: Actos de habla por medio de los cuales el hablante expresa sus sentimientos con relación a cierto evento o situación. Entre éstos se cuentan las felicitaciones, las condolencias y las expresiones de alegría, desilusión, rabia y otras emociones y sentimientos.

d) Declarativos: Actos de habla por medio de los cuales el hablante crea la situación expresada en su contenido proposicional. Entre éstos se cuentan abrir una sesión (del Parlamento, por ejemplo), declarar a una pareja marido y mujer y despedir a un empleado. También se incluyen entre ellos los “declarativos de uso”, como las explicaciones, aclaraciones, amplificaciones o definiciones, por medio de los cuales el hablante incrementa la comprensión de su interlocutor o de su audiencia, indicándoles cómo deben interpretar otros actos de habla.

Elaboración Unidad de Currículum y Evaluación, Mineduc, 2001.